Soy contador público de profesión, y trabajo en forma independiente. Tengo 45 años y pertenezco a esta Fraternidad desde el 27 de Noviembre del año recién pasado, aunque desde hace mas de 15 años me invitaban a venir, y fue hasta el 8 de noviembre del año pasado que un fraterno de un capítulo, después de tanto insistir que por fin asistí.
El año pasado fue una de los años más tristes de mi vida, en el sentido que tuve poco trabajo. Después de haber trabajado como contador más de 8 años para una firma internacional de un grupo de empresas que hacen estos centros comerciales, la globalización nos tomó a nosotros de la unidad corporativa y a partir del 31 de diciembre del 2003 yo quedé cesante y en el 2004 dije: Voy a trabajar independiente.
Nunca había trabajado independientemente sino que había sido un empleado, había sido cola y no cabeza y con esa decisión, comencé a trabajar. Soy graduado, tengo experiencia, y mi persona decía: Yo puedo hacer las cosas. Yo puedo hacerlo... El burro primero, y ¿qué pasó? Pasó el 2004, bien o mal, pasó el 2005 más mal que bien, pasó el 2006 un poquito mejor. Llegamos al 2007, que fue el año de las vacas flacas.
Después de haber ganado tres cifras mensuales, el año pasado llegué e una sequía al estar ganando entre 20 y 50 dólares a la semana. Soy padre de cuatro hijos con 25 años de casado, y llegó la sequía, y gracias a este fraterno yo vine a la Fraternidad, después que le hice una consulta a mi hermano que es sacerdote, y le dije: Mirá hermano, me están invitando de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo.
Y me dijo - Andá. Te voy a contar mi testimonio. Cuando yo estaba en Guatemala, en el seminario nos tocaba una materia de ir a ver este tipo de ministerio, y alguien me dijo de ir a la Fraternidad. Como seminarista no tenemos sueldo, así que fui a la casa FIHNEC en Guatemala y vi los horarios de cada capítulo. Así fue como llegaba a desayunar un día a un capítulo como invitado por primera vez, y luego llegaba al medio día a otro capítulo a almorzar, como invitado por primera vez, y así me tiré toda una semana viendo capítulos y pude entender lo que es este ministerio y por eso te digo: Andá.
Y pensé, si mi hermano que es tres años menor que yo y que por su investidura le respeto, me dijo: Andá, voy a ir. Ese día que hablé con él, al mediodía me encontré con la persona que me invitó y le dije, Jorge, mañana a las 7 de la noche voy a estar allí. Y él se quedó dudando y me dijo: ¿De verdad? Si – le respondí,- y cabal a las 7 en punto yo estaba allí ese 8 de noviembre.
A partir del mes de Noviembre yo no dejé de asistir a ese capítulo y en esos papelitos de peticiones empecé a pedirle al Señor trabajo, Señor dame trabajo. Es más asistí con sacrificio a mi primer Seminario SAEL. Digo con sacrificio porque como estaba tronado, el seminario me lo donó la Fraternidad. Dios responde, porque para el mes de Enero estaba topado de trabajo, y lo que me faltaba eran manos y tiempo para poder atender, no la cantidad de clientes, sino la cantidad de trabajo que requerían los pocos clientes que tenía.
Creo en la promesa de Jesús que dijo “pide y recibirás”, claro, lo que uno necesita. Entendí que en estos años me había ido mal porque era: Yo con mis conocimientos, y Dios a un lado, a Dios el domingo. En la Fraternidad he aprendido a reconocer que muchas cosas las he oído y las he vivido pero no las había tomado en cuenta y que Dios siempre ha estado con uno. Doy gracias a Dios por el primer y más grande milagro en mi vida, como ha sido el cambio de carácter que Jesús ha hecho en mí.