Quiero comenzar por darle gracias a Dios porque dos de mis hijos a temprana edad han sido transformados por Jesús, algo que yo le había pedido siempre diciéndole: Señor no permitas que mis hijos recorran el camino que yo tuve que recorrer para reconocerte. El 26 de Septiembre del año pasado hizo un año que comencé a pasar por una prueba. En 15 días fui operado tres veces. Yo que nunca en la vida había enfermado. Los médicos comenzaron a hablar de biopsias esto y lo demás. Y yo les dije a ellos: Ahora que hemos descubierto el problema, solucionémoslo ya. Mire – dijeron – no ponga en mi boca palabras que yo no he dicho. Hemos dicho que allí está, pero no sabemos a donde más ha ido. Y yo necio con que: Allí está, y punto. Fue un shock para mis hijos, mi señora, que nunca me habían visto en una cama de hospital, y el único que estaba tranquilo era yo. Y les decía: ¿En quien hemos confiado? Pues hace quince años mi vida tomó un giro, cuando le pedí a Jesucristo diciéndole: “Señor Jesucristo, si voy a seguir en esta vida, mejor llévame antes de que cause más daño”. Era una vida normal, pero había cosas sociales que no me gustaban mucho. Cigarrillos, bebida y otras cositas… pero gracias a Dios no avancé más. Cuando comenzaron a hacerme los análisis, yo jamás leí los reportes, porque tenía la plena convicción de que no eran así. Me daban los análisis y yo fotocopiaba para archivarlos. Desde hace quince años, gracias a Dios que no salgo a mi trabajo, sin antes leer algo de la palabra de Dios. Un día encontré un texto que dice: Tú sabrás de mi amor. Después de haber leído el texto casi a la carrera leí esas dos líneas. Tú sabrás de mi amor, y me quedé repitiéndolo. Les repito que lo médicos y los laboratorios me deban los resultados de los análisis y yo lo tomaba como que eran para otra gente y los archivaba diciendo: Eso no tiene nada que ver conmigo. Resulta que cuando ya eran muchos, los engrapaba y luego comenzaba. Pero un día después de haber leído “Tú sabrás de mi amor”, por moverlos de un lado para otro, se me cayeron. Uno de los legajos engrapados cayó boca abajo, pero el nuevo que comencé hace unos meses cayó boca arriba y allí decía: Conclusión… , es benigno y todo lo demás bla, bla… y yo me le quedé viendo y vi la fecha, era febrero de este año. Me sentí impactado, me hinqué, lloré y le dije Gracias Señor Jesús por confirmarme las palabras que tenía en mi corazón. Porque quiero decirles que de las primeras operaciones, el enemigo me atacó groseramente. La primera vez me operaron dos veces. Había un equipo de médicos esperando afuera mientras me hacían la primera operación. Terminaron estos luego entraron los otros y a los quince días me dijeron: ¿Sabes que? Tenemos que operar de nuevo. Cuando salí para mi casa feliz con mis hijos, todos con la cara larga. ¿Qué les ha dicho el médico que me voy a morir? Entonces supe que mi madre había muerto. No pude ir a su velorio ni a su entierro, cosas que para mí, perdónenme, ya no tienen mayor importancia, sabiendo que ella está mejor en el más allá con el Señor. Cuando ese día encontré el papel y cayó boca arriba, comienzo a enseñárselo yo a mi esposa a mis hijos y todo el mundo se fijaba en la fecha. Con razón estabas bien tranquilo vos, si esto tiene fecha de Febrero. Si, les dije, pero yo me enteré hace dos horas. He hecho todo lo que los médicos han dicho, los análisis, esto,… esto. Y han venido de Febrero para acá unas mediciones que decían: 1.00 en Febrero. 0.16 en Mayo-Junio, y para la honra y gloria de Dios hace unos pocos días me dieron el último resultado que dice: .00 algo que yo ya sabía. Solo Jesucristo, y nadie más puede hacer esto.