Hace más o menos un mes, me junté en el Seguro Social, con un amigo de infancia de mi hermano y conocido mío, y tuve la oportunidad de invitarle a este mi Capítulo Siete Mares. Aceptó la invitación y el sábado siguiente, vino y tengo entendido que aceptó a Jesús como su Señor y salvador. Una semana después veo la esquela de que esta persona había fallecido. Yo me sentí agradecido con Dios, simplemente porque se que para allá vamos todos, y siento que el objetivo primordial de todo ser humano es alcanzar la gracia de Dios.
La otra cuestión es que como casi no podía andar, desde hace varios años venía haciendo ejercicios. Comencé caminando cinco minutos, después diez, después quince, luego una hora, y hora y media. Además hacía otros tipos de ejercicios como correr, y subir y bajar gradas. Había llegado a cincuenta minutos, y estaba subiendo yo las escaleras, cuando una empleada me dijo: Eso yo lo hago pero corriendo. Entonces yo me quise poner a la altura de ella y comencé a subir y bajar escaleras corriendo. Comencé con cinco minutos, diez minutos, quince minutos y cuando llegué a los cincuenta minutos, al terminar de subir las gradas, me falló la pierna derecha, no me sostuvo, y entonces comencé con ese problema. Pasé una semana aguantando un fuerte dolor antes de ir al médico. Me tomaron una radiografía y resultó que tenía una rotura o fisura en el cartílago que recibe la cabeza del fémur. El médico me dijo: Mirá, aquí lo único, es tener paciencia. No te puedo recomendar otra cosa. Tenés que tener paciencia, y la señal de que tu pierna va a estar bien será cuando te pueda sostener, cuando ya no se te afloje. Y resulta que por la gracia de Dios un sábado, después del desayuno, una persona de este capítulo oró por mi dolencia. Fue una breve oración con autoridad en la que ordenaba en el nombre de Jesús, que el dolor de mi pierna despareciera y que cualquier daño fuera reparado para honra y gloria de Jesús. Fue una oración sencilla y al día siguiente cuando yo me levanté de la cama, que era cuando más sentía la falta de firmeza de la pierna, no tuve ese problema al pararme, ya no se me iba la pierna y me soportó perfectamente. Entonces fui al médico y me mandó a tomarme otras dos radiografías. Se las llevé y entonces se mostró un poco sorprendido y me dijo: Mirá, quiero que me des tiempo para estudiar estas radiografías con un radiólogo. Venite mañana – me dijo, así que al día siguiente llegué donde el doctor, que me dice: Mirá, fijate que tenés tu cartílago completamente sano, no aparece la rotura que tenía, y ahorita, si tenés algún dolor, se debe a contracciones musculares, nada más. El dolor se me ha ido quitando poco a poco, y ahorita ya puedo caminar perfectamente, y pronto voy a comenzar a hacer ejercicios que es algo que me cae muy bien. Al venir a este capítulo Siete Mares y ser curado de ese dolor que era muy fuerte, siento un entusiasmo por vivir, una alegría de vivir, una capacidad para apartar mi voluntad para hacer la voluntad de mi Señor Jesús. Estoy viendo cada vez más la mano de Dios actuando en una serie de cosas, que antes habría dicho que eran coincidencias. Veo la mano de Dios en mi relación con mi familia y con la demás gente, pues yo era una persona muy introvertida, pero el Señor me ha cambiado.