Soy Ingeniero Civil y vengo de una familia bien humilde. Mi madre hacía dulces de a centavo y mi padre era tejedor. Gracias a Dios me pusieron a estudiar. Saqué mi bachillerato me vine a estudiar a la Universidad en 1964. Empecé a estudiar ingeniería electromecánica y como podía tocar guitarra, y era futbolista de primera categoría, tocaba y cantaba. Comencé a consumir droga, alcohol, mujeres, todo lo que el mundo ofrece, y me retiré de la Universidad. Volví a ingresar, empecé a estudiar economía pero siempre con el mismo problema, tuve que retirarme de economía. Recuerdo que mi hermano Ingeniero electromecánico, que me daba todo, me pidió el título y como no lo tenía, me echó de la casa. La parte dura empezó en el año 1995. Yo estaba como asesor del Ministro de Obras Públicas, era coordinador del Comité de evaluación de daños de terremoto de 1986 y fui despedido a la edad de cincuenta años, con treinta y cinco años en Obras Públicas. Me despidieron. Me dieron un buen dinero. También me despidió mi esposa y tuve que irme para Santa Ana donde tengo tres hijos. Mi padre vivía allá. Empecé a gastarme el dinero y cuando quedé sin nada mi echó mi padre, me echaron mis hijos. Me tocó dormir en las aceras y yo le decía: Dios mío, ¿Por qué me has permitido estudiar tanto, y mirá donde estoy? Un amigo que sabía de mi problema, me invitó en Santa Ana a un desayuno de un capítulo de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo. Ese día, Dios me tocó y lloré, y las personas de allí me dijeron: Mire, llene este papelito de peticiones, y anote lo que le va a pedir a Dios, y él le va a responder. Así que escribí: “Dios mío, Devolveme mi familia y dame un trabajo”. Luego me dijeron, haga su currículo y llévelo a San Salvador, y me ayudaron con el pasaje, porque no tenía para el viaje. Fui a Obras Públicas, llegué hasta donde estaba el Ministro y gracias a Dios las mismas secretarias que yo había dejado, me preguntaron: Ingeniero ¿Qué anda haciendo? Buscando trabajo – respondí. Ya lo vamos a meter donde el Ministro y me metieron. Hablé con él y me envió a donde el Vice Ministro, con quien ya había trabajado. Él me mandó para una unidad, donde el director me mandó a donde un ingeniero que me preguntó: ¿Podés de computación? Solo puedo tocarla – le dije. Habiendo estado en Obras Publicas con todas las computadoras, sus programadores, nunca se me ocurrió aprender. Aquí hay varios salarios – me dijo. Te vamos a contratar, pero te vamos a dar el sueldo más bajo, porque no podés computación. Está bueno – le dije – así como ando yo, después de seis años de estar sin trabajo, agarro lo que me ofrezca – le dije. Empecé a trabajar y me dicen: venga a firmar el contrato. Mire – le dije – este contrato es por más que el que me ofreció. Bueno ¡lo vas a firmar o no! Yo lo firmo – le dije. Y lo firmé. Al mes me mandaron por un año a recibir un curso de computación. Saqué catorce diplomas y luego a los otros dos meses me dicen, Vení para acá. El proyecto va caminando bien, te queremos aumentar el salario. Entonces yo decía: ¿Cómo es posible que haya estado tanto tiempo con los Ministros, Vice Ministros a los que les pedía por escrito aumento, y nunca me dieron, y ahora no pido nada y todo me dan? Gano tres veces más de cuando me despidieron, soy socio de una organización de ahorro y préstamo y tengo mis ahorros en el banco. Quiero dar testimonio de que Dios es bueno y fiel, pues me devolvió mi trabajo, y sobre todo le doy gracias porque he recuperado toda mi familia.