La VENTANA de FIHNEC
Capítulo Siete Mares
FIHNEC El Salvador

2005 - "RECONOCE LA IMPORTANCIA DE HABER NACIDO DE NUEVO" - Testimonio del Capitán de Marina Nelson Angulo

Soy desde hace año y medio aproximadamente, un oficial retirado a mucha honra de nuestra Marina Nacional. Comentaba en la mesa que traigo un gran nudo... Nudo de alegría, no como el nudo que tuve hace como mes y medio, cuando asistí a un taller de crecimiento espiritual. Estuvimos reunidos personas de diferente fe religiosa en un taller de crecimiento, y resultó que yo iba peleado con todo. Peleado con Dios, peleado conmigo mismo, peleado con mi iglesia, hecho un nudo completo. Son esas situaciones en las que uno cree que está bien afianzado a las cosas de Dios, pero encuentra un gran hoyo y se tira como ese nuevo deporte que ahora hay, que lo amarran a uno y lo tiran de un puente, y rebota, y sigue y no le halla fondo al asunto. Sabe que no se va a matar pero, uno se tira. Sinceramente si ustedes no han pasado por eso, no se los deseo. A mí nunca me ha atropellado un trailer, pero es todavía peor que eso. Uno se levanta y le vuelve a pasar otro encima. Y yo decía, Señor pero por qué, si yo soy una persona que realmente creo en ti y trato de seguirte. Hace un tiempo yo vine a comentarles que la Biblia, para mí, era un excelente libro, un best seller, escrito por los mejores hombres. Un gran Libro. Precioso libro, que sin embargo, no pasaba de ser un libro más. En esa ocasión les comenté que yo creía que ese libro había sido escrito por hombres en quienes estaba el Espíritu Santo de Dios, mas no estaba convencido de ello. Estaba hablando del diente al labio, como decimos. Después de un retiro quedé convencido que en verdad es Palabra de Dios. Hoy disfruto leyendo la Biblia y cuando no logro entender lo que me está diciendo el Señor en la lectura, entonces yo lo agarro, y donde me tiembla el dedo allí me quedo.
Hace un momento se habló aquí del nacer de nuevo. Que bueno, Nicodemo no entendió pero yo si ya lo entendí. Y ese es el punto. Como les repito, iba con ese gran nudo hasta que logré entrar en la sintonía que el Señor quería. Tuve que encontrar al Cristo que yo pensé que conocía. Ahora que tengo al Cristo a quien yo pregunto, le hablo, y le digo: Señor ¿y tú que harías en este momento? Y cuando él me contesta: Yo haría tal cosa o yo no haría nada, yo hago lo que él me dice. Así de sencillo. Ahora, el Padre Nuestro, cuando me toca orarlo, yo lo disfruto, y no cien por hora, sino que lo disfruto palabra por palabra; lo cual hago en mi oración de la mañana, gracias a ese Nacer de Nuevo, porque ese es el punto.
La otra cosa importantísima que creo que tenemos que tener bien clara es que el Señor nos indica que tenemos que ir y contar a otras personas lo que él haya hecho en nosotros, porque él no hace las cosas en vano. No se trata de pararme en la esquina a gritar, no. Todavía no me ha pedido eso, el día que me lo diga, hay me van a ver. Pero sí me dice: Cuando tengas la oportunidad de decirle alguien lo que yo estoy haciendo por ti, hazlo. Antes anduve como veleta, pero aprendí aquí en la Fraternidad a conocer a un Dios vivo que prometió estar presente donde dos o más se reúnan en su nombre.

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