Esta mañana quienes me recibieron, me dijeron ¡Qué alegre venís! Ciertamente hoy vine más alegre que de costumbre y como que adivinaron que traía algo en el alma, porque la respuesta que recibí anteayer es la más maravillosa. Muchos de ustedes saben como yo vine a este capítulo Siete Mares de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo. Vine totalmente destruido, física, moral y espiritualmente. Hoy después de haberle pedido perdón a Dios por haber juzgado a priori este capítulo, he venido alegre. He oído a muchos que vinieron al capítulo por problemas económicos, por problemas de salud, mas yo no vine por nada de eso. Yo vine a la fuerza. A mí mi esposa me trajo a la fuerza. Cuando Mincho Sandoval me dio el mensaje de venir con ustedes, yo no le dije nada a él pero en el fondo pensé: Vaya, otro fanático loco. Mincho, te pido perdón por eso. Para mí era inconcebible buscar a Dios en un hotel, donde yo en otros tiempos venía a chupar. Se busca a Dios en una iglesia, decía. Cuando tuve la crisis de mi enfermedad, en el Hospital Neumológico, yo le pedía a Dios, si, pero le pedía mal, Mi pedimento a Dios era como exigirle, no pedirle. ¿Por qué a mí, me cae esta enfermedad? ¿Y por qué no me curás? Andaba perdido. El proceso de mi enfermedad fue terrible porque, mi esposa me llevó ya casi asfixiado. Yo veía oscuro por la falta de oxígeno porque a la edad de 52 años se me desarrolló un enfisema pulmonar severo. Al llegar al Hospital, de inmediato me pusieron oxígeno y me entubaron. Pasé 32 días hospitalizado, no dormía, no comía y me entró una depresión que a nadie se la deseo. Y como no dormía, el especialista me dijo: Mirá te estamos dando un medicamento que es magnífico y tengo miedo de darte otra pastilla, que duerme hasta un caballo, y me la dieron, y a mi no me hizo nada. Cuando me dieron de alta en el hospital, pasé a un tratamiento de dos años con oxígeno. El pronóstico era que el resto de mi vida iba a vivir así con oxigeno. Los doctores especialistas Calderón, la doctora Choto, el doctor Pineda, y el doctor Ramos, me dijeron que el enfisema pulmonar es irreversible. Hace como cuatro meses el doctor Calderón vio mi recuperación, yo ya estaba asistiendo al capítulo y pedíamos a Dios por mi sanación, mi esposa también, y mis hijos. Y hace cuatro meses el doctor Calderón me dijo: Mira, te veo muy recuperado. Te voy a sacar del programa, porque posiblemente ya no lo necesitás. Estás limpio, ¿Cómo ha sido esto? Recordarán que les conté que desde hace cuatro meses ya no uso oxígeno. Como y duermo bien. Siempre te voy a seguir chequeando, concluyó. Fui donde la doctora Choto y me dijo, ¿Qué raro? Tus pulmones están limpios. ¿Se habrán equivocado o te han dado otro expediente? Qué sé yo, porque hasta mi familia dudaba, pero ayer fui con mi esposa al Neumológico, y el doctor me dijo: Aquí está todo tu expediente. ¡Era un rimero de radiografías! Aquí están todos los exámenes que vas a llevar el MQ, porque allá van a seguir viendo como va tu proceso, porque aquí te damos el alta. ¡Estás sano!. Yo en realidad dije: Dios mío, por qué te desprecié. Por qué no creí cuando Mincho me dio el mensaje. Fue tremendo lo que sentí, ante la misericordia de Dios para conmigo, aunque creyendo como cristiano solo de nombre, pero dedicado a la vida mundana, me sanó, y me salvó.